Hablamos sobre la vivienda familiar en casa de separaciones. Y es que en el seno de una pareja pueden ocurrir conflictos y desavenencias que culminen con un divorcio o separación. Es algo muy habitual, pues se estima que hasta el 50% de los matrimonios que hoy se celebran terminarán en divorcio dentro de unos años. Si el divorcio se produce de mutuo acuerdo y la pareja llega a un entendimiento sobre todos los asuntos puede que todo salga a la perfección.
Pero también pueden ocurrir problemas, por ejemplo, por el uso de la vivienda familiar en las separaciones. En separaciones y divorcios unos de los temas más complicados es el de atribuir quian tiene el derecho de usar y vivir en el domicilio familiar. Situaciones en las que la casa es mía y mi pareja no quiere irse ocurren cada día por todo el país.
La vivienda familiar: Un conflicto muy habitual ante una ruptura
Cuando una pareja convive en el mismo domicilio ambos miembros se benefician del ahorro familiar, pues solo tienen que pagar por una casa y esto permite una mayor holgura económica. Pero en el momento en el que se produce una ruptura en una pareja y hay que empezar a pagar dos viviendas diferentes es cuando surgen de verdad los problemas.
A partir de ese momento los gastos se multiplican para una de las partes y es cuando empieza a tratarse un tema muy delicado, que es lo que hay que hacer con el domicilio que la pareja tenía en común. La situación es diferente en función del tipo de familia, pues no se opta por la misma solución para una pareja sin hijos que para una pareja con hijos.
En las rupturas en las que hay hijos de por medio lo normal es que la vivienda familiar se le atribuya a los hijos y al progenitor custodio de los menores. Tradicionalmente era la mujer la beneficiada, pues no trabajaba y se dedicaba al cuidado familiar, así que de manera habitual era el hombre el que tenía que marcharse de casa y dejársela a su mujer e hijos, incluso aunque no fuera él el detonante de la ruptura.
Pero en la actualidad todo ha cambiado y con el acceso de la mujer al mercado de trabajo, este tipo de decisiones ahora se toman de manera diferente en los juzgados. Todo ha evolucionado en los últimos años, tanto en los derechos como en las obligaciones, y ahora la decisión está mas compensada y hay casos en los que la vivienda se atribuye a la mujer y otros casos al hombre.
Custodia compartida y ruptura amistosa: la solución más idónea
Para evitar que el uso de la vivienda familiar sea motivo de disputa ante una separación y que ello alargue el proceso más allá de lo deseado es importante llevar a cabo una separación amistosa. Esta separación amistosa puede incluir, si ambos progenitores lo desean, la custodia compartida de los hijos. Desde el año 2013 la custodia compartida es preferente y está presente en cada vez más procesos de separación o divorcio en nuestro país.
Aunque en número sobre el total, las custodias maternas siguen siendo las más numerosas sí hay un cambio de tendencia al respecto que favorece la igualdad entre ambos progenitores. Lo ideal y recomendado por los abogados especializados en divorcios es optar por una ruptura saludable, que es mejor tanto para los cónyuges como para los hijos que se tengan en común en el matrimonio.
Si se da el caso de que una pareja no tiene hijos, el proceso puede ser mucho más sencillo. En cualquier caso son muchas las familias en proceso de separación que dicen: quiero separarme pero la casa es mía y mi pareja no quiere irse. Esto puede ser un verdadero drama, pues lo peor que puede ocurrir es que a partir de ese momento se inicie una convivencia con tensiones y complicada que solo hace la vida más difícil a todos.
Como se puede apreciar la elección sobre quién debe quedarse la vivienda familiar ante un proceso de divorcio puede ocasionar muchos conflictos en una pareja, especialmente cuando hay hijos de por medio. Si no se llega a un acuerdo entre las partes lo mejor es solicitar los servicios de un abogado especializado en divorcios que trate de encontrar una solución definitiva al problema.