Atragantarse, hartarse, atiborrarse, llenar el bote, meterse una bomba, comer en demasía… son términos de uso popular usados para describir el acto conocido en el mundo científico como “Atracón”; acción que se caracteriza por la ingesta de una gran cantidad de alimento en un corto periodo de tiempo, sobretodo si se compara con la cantidad de comida que la mayoría de las personas consumirían en un lapso de tiempo y circunstancias similares. Pero la sensación de no poder controlar los “atracones” o el tipo de alimentos que se consumen es una afección que lleva el nombre de Bulimia.
¿En qué consiste la Bulimia?
La palabra bulimia es un término del latín y significa ‘hambre de buey’ o ‘mucha hambre’. Sin embargo la expresión “bulimia nerviosa” fue usada por vez primera en 1979, por el psiquiatra británico Gerald Russell, y se trata de un trastorno psicológico donde el individuo presenta conductas alimenticias poco saludables, acompañadas casi siempre por una posterior fase de arrepentimiento, en la cual la persona pretende deshacerse de sus excesos provocándose el vómito, consumiendo fármacos, laxándose o ejercitándose.
Aunque la mayoría de las personas cree que la bulimia y la anorexia son enfermedades completamente distintas, la realidad es que son más similares de lo que se cree. Quien padece de Bulimia se da grandes “atracones” de comida y luego intenta compensarlo con drásticas medidas, como por ejemplo la inducción del vómito. Y quien padece de anorexia recurre a estas mismas medidas ya no por una ingesta despreocupada de alimentos, sino más bien porque piensa que la comida le causará daños físicos o a su figura. En ambos casos se evidencia un trastorno para aceptar sus propios hábitos alimenticios.
La comida “chatarra” y sus efectos
Los bulímicos comen enormes cuantías de un solo golpe y por lo general se trata de comida chatarra. Esta conducta suele hacerse a escondidas y frecuentemente pueden llegar a consumir alimentos no cocinados o congelados, en casos más extremos se ha documentado a personas que sacan comida de la basura.
“La Moda”, una fábrica mundial de bulímicos
Otra de las causas de la bulimia es la presión sociocultural, donde se promueve y realza la importancia de alcanzar un cuerpo delgado y esbelto. No hace falta ser un experto para percatarse del contenido de los comerciales y medios de comunicación en los que aparecen mujeres de delgadas, u hombres musculosos sin una pizca de grasa en sus cuerpos.
La industria textil dirige la mayoría de sus productos a la gente delgada, y es por ello que los adolescentes con problemas de autoestima, que dependen en un alto grado de la opinión externa y buscan aceptación, ya sea de familiares o amigos; compensan su rol social con un excesivo control de la dieta. Sin embargo son las mujeres las que presentan en mayor grado esta enfermedad, ya que de cada 10 casos solo uno es un hombre. Y la tasa de mortalidad es de un 5% de los casos.
Señales que suelen advertir sobre conductas bulímicas
Algunas señales que pueden prender las alarmas son los vómitos, el abuso de laxantes, diuréticos y fármacos para adelgazar. También la obsesión por las saunas o baños calientes con el objetivo de disminuir líquido corporal. Hacer ejercicios de manera compulsiva, habituarse a fumar para bloquear el apetito, evitar una gran variedad de alimentos y una peligrosa disminución en el consumo de líquidos.
Pero para ser diagnosticado un cuadro clínico, existen ciertos criterios sintomáticos en el paciente, como la presencia de atracones recurrentes, la sensación de no poder controlar el tipo o la cantidad de comida, la provocación del vómito; diuréticos, el uso de laxantes, enemas y fármacos, el ayuno o ejercicio excesivos. También debe observarse que los atracones y las conductas compensatorias se presentan al menos dos veces por semana, aunado a una autoestima que depende del peso y la silueta.
Tratamiento contra la bulimia
Debido a que la bulimia puede esconderse fácilmente, el diagnóstico de esta enfermedad no suele hacerse hasta que el padecimiento se ha agravado y se evidencian claros síntomas de la afección. Por eso la temprana atención es más eficaz si se realiza en las primeras fases de este trastorno, evitando que se convierta en una conducta permanente en la vida de la persona.
Anteriormente los bulímicos eran hospitalizados para evitar los atracones y purgas, dándolos de alta solo cuando los síntomas desaparecían. Hoy en día son menos frecuentes estas prácticas pues se considera que solo suponen una atención superficial del problema, y poco después los pacientes recaían con una intensidad mayor.
La terapia es actualmente la forma más común de tratamiento, incluyendo la terapia de grupo o terapia cognitivo-conductual. Además algunos psiquiatras llegan a recetar antidepresivos o antipsicóticos. Entre los antidepresivos que ha dado mejores resultados se encuentra la fluoxetina.
Sabine Naessén, Doctora del Instituto Karolinska, reveló que algunas mujeres con bulimia presentan una sobreproducción de testosterona (una hormona que predomina en el organismo de todo varón), y que el uso de una píldora anticonceptiva con estrógenos ha dado favorables resultados en la reducción de los síntomas bulímicos. Sin embargo hacen falta más pruebas para comprobar la eficacia de este tratamiento.
Es importante aclarar que por tratarse de una enfermedad mental, solo es posible recuperarse de la bulimia si la persona toma la decisión de combatirla y cambiar. En los casos documentados más graves, la persona puede morir como resultado de un atracón o incluso puede, por problemas de autoestima, llegar a suicidarse.