Es una enfermedad del sistema neurológico cuya caracterización es poco conocida. El síndrome de fatiga crónica puede afectar a personas de cualquier edad. Sus causas no se han identificado con claridad hasta ahora. Sin embargo, existen algunas condiciones que se han formulado para tener alguna idea de cómo atender a los pacientes. Conozcamos un poco más sobre esta patología.
Consideraciones generales
El descanso es necesario para renovar las energías del cuerpo y de la mente. Cuando una persona sufre de esta enfermedad su organismo no recupera fuerzas, se mantiene en absoluto estado de fatiga. No se ha podido vincular con alguna otra enfermedad, ya sea como secuela o como antecedente. No obstante, ya existe algún tipo de caracterización de los síntomas. Revisémoslos.
Síntomas del síndrome de fatiga crónica
- El cansancio se origina de repente y tiene una duración mínima de 6 meses. Empeora luego de realizar cualquier actividad física o mental.
- No se puede aliviar descansando más, aunque se duerman muchas horas seguidas se mantiene la condición.
- Evita que se pueda participar en actividades comunes que requieran esfuerzo físico. Tales como: deportes, juegos, incluso el trabajo normal.
- Puede perturbar la memoria y perturbar drásticamente la concentración.
Otros síntomas más complejos pueden incluir:
- Dolor en las articulaciones sin presencia de hinchazón ni enrojecimiento que pueda confundirse con otras enfermedades.
- Fiebre de bajo nivel, no superior a 38.3 grados.
- Dolores de cabeza persistentes y muy diferenciados de otros que se hayan tenido.
- Debilidad en los músculos y pérdida parcial del movimiento.
Diagnóstico del síndrome de fatiga crónica
Su diagnóstico se basa en el descarte de otras enfermedades según la sintomatología presentada. Sin menoscabo de lo anterior, existen pruebas médicas que generan resultados alterados en las personas que sufren de esta enfermedad. Algunos de estos son: conteo de glóbulos blancos, resonancia magnética del cerebro, orina, panel metabólico integral, hormona estimulante de la tiroides, detección de drogas, valoración reumatoide, etc.
De igual forma, es necesaria una evaluación médica constante con una historia clínica detallada que permita definir la evolución en cada caso.
Tratamiento
Su proceso se basa en el ataque a los síntomas más prominentes de cada paciente. Existen terapias que se aconsejan tomar cuya eficacia no está comprobada. Sin embargo, estas no representan ninguna alteración o complicación para la enfermedad. Las terapias trabajan áreas como la cognitivo-conductual y las prácticas de ejercicio gradual.
Cuidados con la alimentación cuando hay síndrome de fatiga crónica
En todo momento de la vida cuidar de la alimentación es una acción beneficiosa para el organismo. Más aún si se sufre de una patología de larga duración como éste. Para ayudarse un poco a sí mismo es recomendable que los pacientes practiquen una dieta balanceada. Conviene entonces aumentar el consumo de alimentos con efectos antioxidantes y con alto contenido de energía. Si bien es cierto que aún no se ha comprobado científicamente la positiva influencia de estos alimentos en el mejoramiento de los síntomas, no es menos cierto que una mala alimentación afecta de modo general todo el cuerpo.
Posibilidades de cura y complicaciones
En cuanto al cumplimiento del tratamiento y las posibilidades de mejoría son, éstas últimas, prometedoras. Tres de cada cuatro personas pueden volver a su ritmo de vida normal en un máximo de un año.
Por otro lado, las complicaciones están a la orden del día. Las personas que sufren de esta enfermedad tienden a deprimirse al ver su salud tan degenerada. De la misma forma, optan por desligarse de actividades sociales y laborales, dejando su día a día sin ninguna función. Y, como condición extrema, se puede llegar incluso a un estado de incapacidad permanente.
Otros datos sobre el síndrome de fatiga crónica
Algunos estudios médicos han concluido que esta enfermedad podría deberse a otras condiciones. Algunas de estas podrían ser: algunos virus como el herpes humano, estrés, la inflamación del sistema nervioso, la edad, factores ambientales o genéticos. De cualquier forma, es una condición en pleno estudio cuyos datos son más o menos fiables. Se le conoce con algunos otros nombres como: encefalomielitis miálgica, enfermedad sistémica de intolerancia al esfuerzo (ESIE) o síndrome de fatiga crónica (EM/SFC).