Gefirofobia: Fobia a los puentes

¿A quién no le ha dado, en toda su vida, miedo cruzar un puente? Un puente colgante es algo que a casi cualquier persona podría dar miedo. Sin embargo, existen personas que no sólo le tienen miedo a los puentes con apariencias peligrosas o endebles. Le tienen miedo a cruzar puentes, sin importar la condición en la que esté. A estas personas se les denota con una fobia especial, conocida como gefirofobia.

Características generales de la gefirofobia

La gefirofobia es como se conoce a la fobia a los puentes, como ya se dijo antes. Aún cuando las personas pueden tener pleno conocimiento de lo inofensivo de esta actividad, esto no logra evitar que sientan ansiedad y miedo al hacerlo o al pensar en ello. Las personas con miedo a los puentes podrían hacer, prácticamente, cualquier cosa con tal de evitar cruzar un puente. Desde tomar caminos más largos, hasta negarse a ir a algunos lugares donde exista la posibilidad de cruzar algún puente. Si por cualquier motivo se ven obligados a cruzar un puente, los gefirofóbicos utilizan técnicas para evitar pensar en esto. Como cantar en voz alta, cerrar los ojos, entre otros.

Los individuos gefirofóbicos tienden a llevar una vida normal. Con poca o nula interacción con puentes y no ven como un problema grave su padecimiento. Aún así, se han encontrado casos donde se ha hecho necesario la intervención de un terapeuta. Esto con el objetivo de controlar e intentar la sanación de esta clase de fobia.

Síntomas de la gefirofobia

Las fobias tienen, en su mayoría, síntomas muy parecidos a los de un trastorno de ansiedad clásico. Es por esto que las personas con miedo a los puentes al tener contacto con uno podrían comenzar presentando angustia que va creciendo paulatinamente hasta llegar al pánico. Pueden presentar dificultad para respirar (hiperventilacion), taquicardia, agitación, crisis nerviosa, sudoración excesiva, mareos, nauseas y, en raros casos, dolor físico.

La mayoría de los síntomas tienden a desaparecer luego del cese de la interacción directa del individuo con el puente. Es decir, con la separación física del individuo y la causa de la fobia. Así mismo, en algunos casos la reacción a la fobia podría tener directa relación con el tipo de puente. Un puente corto tiende a provocar menos ansiedad que un puente largo.

Causas de la gefirofobia

Los eventos que pueden llevar a la creación de una fobia pueden variar de persona a persona. No siendo algo estándar sino más bien individual. La gefirofobia puede nacer debido a la ocurrencia de un evento traumático en un puente. Ya sea un accidente de tránsito con lesiones o hasta muertes o una sorpresa de mal gusto, difícil de superar.

Sin embargo, existen casos de personas con miedo a los puentes por el simple hecho de tener un familiar (padre, madre, hermanos…) que padezca de esta fobia. O hasta por cuentos, libros o películas donde se utilicen los puentes como parte de algún hecho terrorífico o traumático. En este mismo orden, las personas que padecen miedo a las alturas podrían presentar esta clase de fobia.

Efectos negativos

Una de las consecuencias de ser una persona con miedo a los puentes, es la cualidad de buscar vías alternas. Aunque estas sean poco conocidas y circuladas. Con tal de evitar tener que cruzar un puente, pueden reusarse a hacer algún viaje que implique tener contacto con uno.

Otra consecuencia grave es, que al verse obligado a cruzar un puente, un individuo con este padecimiento puede ocasionar un accidente de tránsito. Esto como resultado de la ansiedad que acumula durante el trayecto, que puede transmitir a sus acompañantes.

Aún cuando puedan tener una vida prácticamente normal, estas personas pueden llegar a privarse de muchas experiencias en su vida. Además, existen muchos centros poblados en el mundo en que la única forma de acceso es atravesando un puente.

Tratamiento

Existen múltiples formas de tratamiento para este padecimiento. El más simple de todos, para personas que no deban interactuar directamente con puentes si no de forma esporádica, es el de mantenerse alejado de dichas estructuras. Sin embargo, para personas que deben tener contacto diario o por lo menos de manera habitual, existen algunos tratamientos.

La terapia de exposición es un método basado en la reiterada interacción del individuo con el objeto de su fobia. En este caso, los puentes. Esta medida terapéutica tiene como finalidad que el individuo logre controlar la situación de ansiedad. La cual se representa por pensar, estar cerca, sobre o cruzando un puente. Es importante destacar que este tipo de medidas deben ser llevadas a cabo por un especialista. Ellos están preparados para socorrer y guiar al individuo a fin de que concrete el logro de los objetivos deseados.

Un método terapéutico muy parecido al anterior es la terapia de desensibilización. Lo que se busca no es que sólo lo controle, si no que también deje de sentir miedo. Este sistema de medida no es compatible con todos los pacientes que sufren dicho padecimiento. La razón es el alto índice de estrés que puede acarrear el proceso y el tiempo que debe ser invertido.

Gefirofobia

Otros tipos de medidas terapéuticas

Van más hacia dar con la raíz del problema. Es decir, intentan obtener el conocimiento del hecho o de los hechos que generaron el malestar. La psicoterapia y la terapia cognitivo-conductual se basan en la obtención de respuestas claves que permitan, no sólo llegar a la raíz del problema, si no a la solución definitiva del mismo.

El uso de la hipnoterapia también ha dado resultados positivos en el caso de personas con miedo a los puentes. Han concebido una transformación en la forma de pensar de los individuos con miedo a los puentes. En algunos casos más exitosos, logran cambiar el punto de vista con el que el paciente observa la situación que detona el miedo a dichas estructuras.

Recomendaciones

Si bien las personas que sufren este tipo de trastorno pueden llevar a cabo una vida casi normal, se hace importante la búsqueda de ayuda. Algunas recomendaciones que se pueden seguir se listan a continuación:

  • La aceptación por parte del afectado de su padecimiento genera un gran alivio. Aunque a veces puedan llegar a confundirse, los trastornos de ansiedad tienen poco que ver con el bienestar mental. Poniendo a un lado la premisa que atribuye como locos o enfermos mentales, lo que provoca un camino más llevadero.
  • Buscar ayuda con el fin de controlar o superar el miedo a los puentes, puede ser un buen primer paso. Aunque se debe considerar que la recuperación no es inmediata si no que conlleva esfuerzo y dedicación.
  • El apoyo de seres queridos se hace necesario para la recuperación de los individuos que padecen cualquier tipo de fobias.
  • Tener paciencia, seguir las instrucciones del terapeuta y no generar situaciones de estrés. Éstas, en vez de mejorar, puedan empeorar una situación ya complicada.
  • No utilizar medicamentos que desorganicen el sistema nervioso, sin que sea debidamente autorizado. Dado que esto puede causar daños irreversibles en el individuo y agravar su situación actual.

Cabe recalcar que la gefirofobia es un padecimiento que, si bien puede tratarse y controlarse, es algo peligroso de afrontar. Personas que padezcan de esta o de casi cualquier fobia, se vuelven irracionales una vez entran en contacto con el objeto de su miedo. Por lo tanto pueden llegar a causar daños leves, medios y hasta graves, en casos como accidentes de tránsito.

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