Batracofobia: Fobia a los anfibios

Hay animales a los cuales muchas personas les temen, un trastorno que en ocasiones no se trata. Tal es el caso de la batracofobia o miedo a los anfibios. Cuando este sentimiento es incontrolable debe tratarse, porque pudiera causar otra dificultad.

Conociendo la batracofobia

Ranas, sapos, tritones, salamandras son animales anfibios que causan pánico a un cierto número de personas. Un trastorno que es común pensar que es muy extraña, pero en realidad no lo es, hay razones para ello.

Durante nuestra vida nos hemos topado con quienes le tienen terror a las cucarachas, ratas, lagartijas. Entonces desarrollar un pánico con estos anfibios es algo que puede pasar.

Es un trastorno que para el resto de las personas les causa gracia. Es más hasta tratan de asustar al afectado, tirándole un sapo encima. Algo que es contraproducente, porque pudiera acarrear un mal mayor.

Es bien cierto que el miedo hay que controlarlo, no obstante, es un sentimiento que nos alerta de cualquier peligro. Por lo tanto, imaginemos por un momento que pasamos un susto, lo que se siente es horrible. Ahora bien, es conveniente pensar si exponemos a esa persona con el causante de su pánico, ¿cree lograr algo positivo? Si pedimos respeto, nosotros debemos modelar la conducta. Son personas enfermas que hay que ayudar.

¿Qué se siente al ver un sapo?

Es posible que las personas con batracofobia experimenten un miedo irracional en presencia de un sapo. También puede surgir este pánico al ver una película donde estén presentes.
Prácticamente, los síntomas de las fobias en general, son las mismas. Aunque en algunas personas solo sientan náuseas y vértigos, otras en cambio les pueden provocar hasta palpitaciones.

Es posible sufrir de ataques de pánico, esto puede pasar, porque a veces les hacen broma sin medir las consecuencias. Hay que ser precavido con el miedo extremo, nunca se debe jugar con ese sentimiento. Es probable que la persona acarree serios inconvenientes.

La vida le cambia a la persona, aunque esta fobia no limita a la persona, la mente insinúa lo contrario. El ánimo del perjudicado con la batracofobia empieza a mermar, porque está perturbado. Piensa en algo imaginario que asegura le hará daño.

Los síntomas varían entre las personas, debido a que cada quien maneja el miedo como lo cree conveniente. Pero hay algo que es común en casi todos y es la dificultad de pensar claramente y de tomar alguna decisión.

Es conveniente aclarar que el miedo se puede superar con fuerza de voluntad, pero la fobia no. Esta necesita de ayuda psicológica para conseguir controlarlo. Así que, si en algún momento nos encontramos con alguien que tenga este trastorno, debemos tratar de entenderlo.

Trastorno, desequilibrio, psicólogo, psiquiatra, son palabras que en el enfermo causan malestar, debido a que no aceptan lo que padecen. A pesar de que tienen conciencia que algo anda mal, están seguros de que le quieren hacer daño.

La mente es muy poderosa, pero ¿por qué unas personas desarrollan la batracofobia y otras no? una pregunta que hacen muchos, no obstante, sin una respuesta clara.

¿Por qué se manifiesta?

Hay tantos factores que provocan una fobia y esta es muy peculiar, quizás porque los niños son quienes la estimulan. Muchos se preguntarán el motivo, pues bien, a continuación se listan algunas de las razones:

Infancia

Cuando somos niños, compartimos con amigos y nos inclinamos a jugar con animales. Desde pequeños, cada quien le tiene temor a algo, pero siempre con vergüenza de decirlo. Es probable que esto haya alimentado lentamente el miedo, hasta llegar a ser incontrolable.

Juegos

En ocasiones, en la escuela, se hacían bromas muy pesadas, aunque hoy en día, también ocurre, hay más vigilancia. El caso es que en años anteriores, estos juegos, consistían en exponer a la víctima al terror. Si descubrían que alguien sentía miedo por algo, pues hasta se los metían en el morral.

Castigo

Lamentablemente, también existían los tipos de reprimendas. Es decir, si uno se portaba mal, capaz y lo encerraban diciéndole que estaba con un sapo. A lo mejor era mentira, pero de solo pensar en el hecho, cundía el pánico.

Cuentos / historias

El escuchar cuentos de terror donde involucran estos animales, es posible que haya disparado la batracofobia. Algo como, “si tocas un sapo te salen verrugas” o “si te orina, te quema y te quedará una mancha horrible”

Entonces, una causa específica en realidad no existe, todo se debe a manifestaciones a corta edad. Como no se trata, al transcurrir los días el problema empeora.

Pueden aparecer en cualquier momento, es como si permaneciera adormecido en el subconsciente. Cuando la persona ve algo extraño en su entorno, se prenden las alarmas.

Batracofobia

Un camino para curar la herida

Existen vías para curar la afección, pero lo primero que se debe hacer es interiorizar el problema, para actuar inmediatamente. Es probable que no haya una cura pero, por lo menos, estar un poco más tranquilo con los anfibios.

El tratamiento para las fobias, consiste en investigar o hurgar en los recuerdos del paciente. De esta manera, se trata de buscar el origen, la cual es una herramienta básica para enfrentarlo. La batracofobia, no escapa de este procedimiento.

Hay quienes afirman que los medicamentos los ayudan a superarlo. Quizás esta aseveración se deba a los niveles de angustia que se presentan, pero puede resultar contraproducente. Los especialistas indican que probablemente cause adicción, la dosis debe ser muy estricta.

Por ello, lo más recomendable es hacer terapias, aprender técnicas para relajarse. Por otro lado, los ejercicios de respiración son ideales para controlar el estrés que causa el enfrentamiento con el anfibio.
Lo esencial es acudir al especialista, hay que impedir por todos los medios la automedicación o las recomendaciones de terceros. Es muy común observar a amigos recomendando ciertos medicamentos al afectado. Piensan que si funcionó en su caso, está convencido que funcionará en cualquiera.

Es vital hacer caso omiso a esos consejos, buscar un profesional es lo primordial. Es el único quien debe dictar las pautas para corregir el trastorno y que el paciente tenga una mejor relación.
Los afectados por este trastorno están conscientes que los terapeutas los enfrentan con su miedo. Sin embargo, este proceso es paulatino, es falso que en la primera consulta le tirará un anfibio en las piernas. Mentiras que se convierten en mitos, los cuales agravan el problema.

Anfibios venenosos

Para aprender un poco de esta materia, se cree prudente comentar la existencia de estos anfibios que son peligrosos. Donde cohabitan y cuáles serían las consecuencias con el contacto físico.

En las selvas tropicales de Centroamérica y Suramérica hay una gran variedad de ranas y sapos que invaden esta exuberante vegetación, con muchos colores brillantes. No obstante, son increíblemente venenosas.
El objetivo de su color brillante es quizás, anunciarle a los posibles depredadores que no son comestibles. Hay ciento veinte especies de estos animales, la más pequeña de ellas mide menos de veinticinco milímetros.

Por otro lado, en Australia existe una especie de sapo que es extremadamente venenoso. Desde que fueron importados de Hawái en 1935 se han convertido en una plaga nacional.
No solo se reproducen muy rápido, sino que se adaptaron muy bien y lograron transformarse. Tienen más largas las patas traseras, si un cocodrilo se tragara uno, en dos horas moriría.

Pero ha resultado un negocio exportar la piel de sapo a París. Luego de matarlos, los disecan y la piel es tratada para realizar monederos, carteras, cinturones, entre otros. Se trata de artículos exclusivos que se venden en Francia, Tokio y Nueva York. El precio oscila entre 350 y 150 dólares.
Esto es una muestra de que los sapos pueden convertirse en algo útil y encantador fuera de los cuentos de hadas.

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